lunes, octubre 09, 2006

Karate: Las sombras de los alumnos

Desde que empecé a adentrarme en el mundo de las artes marciales una de las primeras cosas que hice fué comprarme la revista cinturón negro, supongo que porque tenia ganas de ver si mi estilo de karate salia en dicha revista. Peró lo que ví fué algo mejor, en el mundo de las artes marciales no solo existe el karate. Esta afirmación para muchos les puede resultar muy obvia, pero debemos recordar que yo era un chaval de tan solo 15 años que comenzaba en este mundillo y que le habian vendido ese estilo de lucha como “El Mejor”. A medida que pasaban los meses fuí progresando en karate y seguia comprandome la revista, hasta que llegó un dia en que conocí a una persona increïble, senzilla, divertida y con ganas de enseñar. Durante el tiempo que tube oportunidad de hablar con el, le pregunté por su gimnasio y si podia ir a entrenar algún dia, por supuesto su respuesta fué afirmativa, ahora solo quedava convencer a mi padre para que me llevara hasta el gimnasio del maestro de karate que acavaba de conocer, la verdad es que no estaba cerca sino mas bien a unos 120 km de mi casa. Total que cuando convencí a mi padre para hacer tal trayecto lo llamé para avisarle de que subiriamos y que nos indicara donde quedar. Una vez llegamos al pueblo nos dirigimos a su Dojo y allí comenzaria realmente mi gran aventura en el mundo de las artes marciales.


Cuando uno compra una revista en ella espera encontrar articulos referentes a su estilo marcial, o deportes de contacto. Normalmente esos articulos vienen protagonizados por grandes maestros, todos tienen en común que comenzarón jovencitos y que toda su vida han entrenado. Por desgracia, aunque por razones mas que obvias, no se habla de aquellos alumnos que hacen lo imposible por asistir ni que sea a una clase al mes con su profesor, de aquellos que recorren grandes distancias y ni siquiera son cinturones negros, puede que verdes o azules. Yo como al igual que muchos lectores tengo que recorrer grandes distancias para poder aprender mi estilo marcial, y mas aún, tengo que combinarlo con mi trabajo, así que el camino se hace aun mas empinado. Aquí es donde realmente se valora el trabajo, puede que muchos de nosotros que tenemos que hacer virguerias para poder asistir a una clase con nuestro no tengamos la misma técnica que los que entrenan cada dia, pero lo que si que tenemos es unas ganas enormes de entrenar, de sacrificarnos por lo que nos gusta y de poder estar con un maestro que nos gusta y realmente nos ayuda a seguir hacia adelante, ni que sea subiendo poco al dojo y haciendo un poco cada vez que vamos, pero como dice el dicho “grano a grano se hace una montaña”.


Puede que el lector al llegar a estas últimas lineas se haya preguntado “¿y porque no vas a un dojo que tengas al lado de casa?” O “¿porque no has buscado otro arte marcial?” O preguntas similares. Yo lo tengo bien claro, he intentado ir a otros gimnasios a aprender karate y ninguno me ha llenado lo suficiente como me llenaba mi profesor, si! He buscado otro arte marcial, en este caso el Judo y la verdad es que me gusta mucho, pero no por ello dejo de asistir esporadicamente a algunas clases magistrales que se imparten los sabados. Si coincide que tengo fiesta y ellos van a entrenar, yo subo a entrenar, para mi el echo de asistir a clase y estar aprendiendo de esa persona es mas importante que conseguir un cinturon. Puede que tarde mucho mas en conseguir el negro que otra gente, puede que alomejor no me mueva tan agilmente como otros de mis compañeros, o puede que no recuerde algún nombre, pero si que recuerdo una cosa, que yo amo el karate y que adoro mi estilo de karate y aunque haya millones de gimnasios a mi alrededor, mi maestro será siempre mi maestro.


Por eso desde estas lineas animo a todos aquellos que por un motivo u otro, que porque se malentendieron con su profesor, o que simplemente lo dejaron porque se fuerón a vivir lejos de la ciudad o pueblo donde entrenaban, que si les gusta su estilo marcial que sigan entrenando, ni que sea una vez cada seis meses, porque solo ese sacrificio habrá valido la pena.



Nosotros somos las sombras de los alumnos, aquellos que aparecemos de vez en cuando en el dojo para aprender, los que desaparecemos para luego volver.

Animo compañeros! Lo importante no es el color de nuestro cinturón, sino lo grande que es nuestro corazón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Animos Alex, pero tengo una duda, ¿Que estilo de karate practicas que has de hacer 120 km. para ir a entrenar?

Xander dijo...

Genbukai :D no es tanto el estilo sino mas bien el Maestro. Cuesta mucho encontrar a uno que cumpla tus espectativas. Seguro que cerca de Calafell hay profesores tan buenos como el, pero yo me quedo con Rafa :)